¿Que haré?

Laura tiene 18 años y acaba de mudarse desde un pequeño pueblo situado en Oaxaca a la Ciudad de México, ya que fue aceptada en una reconocida universidad publica para estudiar la carrera de psicología. Es la primera vez se alejará de su familia y amigos.  Desde su nacimiento Laura ha crecido en un ambiente familiar, en donde todos se conocen, con costumbre y formas de hablar muy similares, y con relaciones sociales bastantes cercanas.

El día anterior a comenzar clases, Laura se siente emocionada, pero también ansiosa. Ha escuchado que en la ciudad la gente puede ser distante o superficial, y teme no encajar. Esta ansiedad influye de forma significativa en cómo percibe su nuevo entorno. Se ha alojado en una residencia estudiantil donde comparte habitación con una chica de Monterrey, lo que representa su primer contacto con una cultura y forma de hablar diferente.

Cuando Laura llega al campus, lo primero que nota es el tamaño del lugar y la cantidad de personas. Escucha acentos variados, ve estilos de vestir muy distintos al suyo y siente que todos parecen moverse con seguridad, como si ya pertenecieran ahí. Esta sensación la hace pensar que tal vez ella no está preparada.

Durante su primer receso, Laura se sienta sola. Escucha a un par de estudiantes que están comentando sobre la clase de Introducción a la Psicología. Aunque tiene ganas de participar, duda por miedo a ser rechazada. Finalmente, uno de ellos le sonríe y le pregunta si está en el mismo grupo. Esa interacción rompe la barrera perceptiva inicial y da paso a una conversación sencilla, pero significativa.

A lo largo de la semana, Laura se va dando cuenta de que muchos otros estudiantes también vienen de otros estados, están pasando por lo mismo y quieren hacer amigos. Comienza a reformular sus percepciones iniciales. Este proceso la lleva a integrarse en un pequeño grupo de estudio y a participar en actividades de bienvenida.