Problema.

En el año 2000, Juan y María Pérez decidieron abrir una tienda de abarrotes en la colonia Jacarandas, en el municipio de General Escobedo. Durante sus inicios, nunca experimentaron problemas de seguridad, ya que se trataba de una zona pequeña y aislada, con la colonia más cercana a más de treinta minutos de distancia.

Con el paso de los años, tanto la colonia como el municipio crecieron, atrayendo a nuevas familias y desarrollando más áreas. Esta tranquilidad se vio interrumpida alrededor del 2010, cuando la tienda de Juan y María sufrió su primer asalto. Dos jóvenes de entre 15 y 17 años irrumpieron en el local, los amenazaron con un cuchillo de cocina y se llevaron el dinero. Aunque la pareja interpuso una denuncia y los muchachos fueron capturados días después intentando robar una tortillería cercana, fueron liberados pronto debido a la falta de pruebas suficientes para enjuiciarlos.

Este hecho fue un punto de inflexión para Juan, quien decidió invertir en un sistema de seguridad con circuito cerrado de cámaras. El objetivo era tener un mayor control y, sobre todo, contar con evidencia tangible en caso de que volviera a ocurrir un incidente similar.

Durante los siguientes quince años, la colonia se vio afectada por crecientes problemas de inseguridad y la presencia de pandillas. El 25 de febrero, Juan, mientras barría la banqueta y regaba las plantas al frente de su negocio, observó a un grupo de jóvenes discutiendo acaloradamente en el parque de enfrente. A lo largo del día, él y María notaron que varios muchachos compraban en la tienda y luego se reunían en el mismo parque. Al cerrar el establecimiento para regresar a su casa, situada en la misma colonia, el grupo aún permanecía allí.

A la mañana siguiente, de camino a la tienda, encontraron señales de una violenta riña entre pandillas rivales. Al llegar, el panorama fue desolador: su negocio había sido vandalizado y robado, al igual que varias viviendas de la zona y automóviles estacionados cerca del parque. Juan y María presentaron inmediatamente una denuncia, adjuntando los videos de las cámaras de seguridad donde se identificaba claramente a los responsables.

Casi un mes después, el 20 de marzo, las autoridades detuvieron a cinco jóvenes involucrados en los disturbios: Pedro (18 años), Julián (21), Mario (15), Carlos (16) y Mariano (13).