Jorge Ortega Olivares
Estudiante de Ingeniería Industrial y de Sistemas
Ya llegó la calaverita cantando,
acompañada de música y melancolía,
no quería dejar la fiesta en su día,
cantaba con José José, a quien recibió con alegría.
Va sola buscando con desesperación
a Juan Gabriel para que alegre su corazón,
fue con su representante y le decía que estaba vivo,
se preguntaba: ¿dónde se escondía este gran divo?
Cuando creía la calavera que su fiesta acababa,
llegó Camilo Sesto y cantó toda emocionada
“Perdóname” y “Jamás”, cantaba como cuando era niña,
toda triste y arrepentida, hasta que llego Celso Piña.
Ahora bailando al ritmo del acordeón,
a la calaverita se le olvidó la tristeza con ese cumbión,
bailaba con todos, hasta parecía posada de Navidad,
cantaba y bailaba, ¡no cabía de felicidad!
La calaverita tan feliz en su día,
ella que lleva tristezas y no alegrías,
ahora vive alegre, con tanto artista y cantante,
canta sin parar, bohemia y elegante.